lunes, 5 de diciembre de 2016

Reflexión sobre Flipped Classroom


Tras unos meses de formación sobre el método del Flipped Classroom puedo afirmar que, sea cual sea el método de enseñanza-aprendizaje diferente al que os acerquéis, os exigirá un cambio de mentalidad absoluto y eso supone un gran esfuerzo y tiempo de dedicación.


Para cambiar nuestra manera de enseñar necesitamos una formación amplia y específica. Los cursos que se nos ofrecen desde la administración o plataformas nos permiten un acercamiento inicial y entender algunas pinceladas, ya que cualquier método es muy amplio y se necesita tiempo para asimilarlo y poder llevarlo a la práctica.

En el caso de la Clase Invertida, lo que puedo recomendar es empezar poniendo en marcha actividades concretas y más adelante llevar a cabo un peuqeño proyecto, ya que si se intenta cambiar todo el sistema de golpe quizá sea precipitado y el profesor debe sentirse seguro con este método y tener muy claro qué quiere conseguir y cómo lo va a lograr. Además, hay áreas en las que veo que puede ser más difícil implantar este modelo de forma exclusiva, como Matemáticas, pero para otras lo veo perfecto, sobre todo Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.

Por otro lado, como en cualquier tipo de enseñanza es fundamental el apoyo por parte de las familias. Y también los padres deben recibir una formación sobre este modelo, comprenderlo y que su mentalidad también cambie. En este caso si los niños son pequeños deberán ayudarlos a utilizar los dispositivos con internet en casa y, si son más mayores, deberán acompañarlos en ese trabajo, confirmando que los hijos lo están haciendo y son responsables (existen casos en los que los niños dicen día tras día "no tengo nada que hacer", no lo toman en serio y a final de trimestre obtiene malos resultados).

Por último, todos los nuevos métodos y metodologías que buscan cambiar la enseñanza se van adaptando a la nueva sociedad (más tecnológica, con más información al alcance de un click, otras necesidades de aprendizaje...). Sin emabrgo en el Sistema Educativo general en el que trabajamos no se dan esos cambios. Como ejemplo muy concreto: los nuevos métodos nos dirigen hacia una evaluación continua en la que no importa la nota final, importa el proceso, lo que el niño ha mejorado y lo que ha ido aprendiendo, pero a final de trimestre los maestros debemos enviar a casa un boletín con notas literales o numéricas. Así que todavía queda mucho camino por recorrer.



Pero vamos a quedarnos con la idea de que, cada día, en nuestras aulas, tenemos la oportunidad de empezar el cambio. Invirtamos energías en ello. Aportemos nuestro granito de arena.

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